martes, 28 de septiembre de 2010

Un cinco-cero para guardarlo siempre.

La fecha del 9 de Agosto de 1972 tiene un doble significado para un servidor. Es la mañana en que nació el Clásico Joven del Futbol Mexicano y es también cuando nace para mí el odio a quién considero mí máximo rival deportivo, Cruz Azul.

Ese fatídico mediodía representó para mí, la primera gran desilusión y mi primera gran frustración futbolísticamente hablando. Para un niño de diez años, fue demasiado triste ver como el estadio a donde mi padre me llevaba desde hace dos años cada quince días, y en el cual siempre lo sentí como mi casa’, se “me volteaba” y acababa en su gran mayoría, coreando al equipo rival, que dicho sea de paso, nos metió una zarandeada que todavía recuerdo como si hubiera sido ayer y me duele de igual forma.

América, “mi América”, el de mis dos grandes ídolos, Reinoso y Borja, llegaba como el gran campeón reinante, y terminamos por ceder la corona, fácil y humillantemente, ante un gran rival que sabrá Dios de donde había sacado tantos y tantos aficionados y nos goleo 4-1.

Al salir del estadio, cabizbajo, llorando y con mucho coraje, se fortaleció más que nunca mi sentimiento hacia los Cremas, y me sentía más americanista que antes de haber empezado el partido. Mi 'duelo' por la derrota duró mucho tiempo, pero en el momento en que el árbitro Arturo Yamasaki pitó el final del partido, justo un minuto antes que Borja había anotado el gol del honor, y el cual grité como loco, mi odio por ‘ese equipo’, al que yo sentía como intruso en “mi casa”, brotó instantáneamente.

Pasaron los años y ellos fueron Tricampeones, y a pasear de haberles ganado la Copa México en 73-74, nos tomaron la medida. Mi sed de venganza no terminaba, y ésta no llegaba de manera plena, como yo lo hubiera querido.

Hubo por ahí un gran partido cuando Raúl Cárdenas era ya nuestro entrenador en la 75-76 y los goleamos 4-2 una noche de jueves. Lo disfruté. Pero el destino me tenía preparada la verdadera oportunidad de sentirme “a mano” con ‘los humildes’ (por prepotentes) azules.

La tarde del 15 de Mayo de 1982, justo en la última jornada del torneo de Liga 1981-82, ellos “nos recibieron”, como visitantes en un Azteca repleto, como siempre que estos dos equipos jugaban.

América, dirigido por el técnico novato Carlos Reinoso en su primera campaña al frente del equipo llegaba ya calificado a la Liguilla. La Cruz Azul tenía que ganar a como diera lugar a las famosas y recientemente bautizadas Águilas porque de no hacerlo, estarían fuera de la fiesta grande.

Y en el papel, el equipo dirigido por nuestro ex jugador y entrenador, Ignacio Trelles llegaba como favorito. Pero quién lo iba a decir y el cuadro del ‘Maestro’ Reinoso iba a tener una soberbia tarde de inspiración, tal y cual como lo publicaron en los diarios al día siguiente.

Dos goles de Héctor Tapia, otros dos de Norberto “Beto” Outes otro de Juan Antonio Luna escribieron el CINCO-CERO para la historia.

No solo por la goliza, sino porque América jugó mejor todo el partido y le dio una lección de futbol ofensivo al equipo cementero. Fue la cumbre y éxtasis del espectáculo, tal y como al dueño del equipo, Don Emilio Azcárraga Milmo le gustaba. La afición americanista no lo podía creer y el gusto fue doble, porque finalmente sí dejamos fuera de la Liguilla al Cruz Azul y en lo personal aquella afrenta recibida 10 años atrás, quedaba saldada.

El primer gol cayó al minuto 16 cuando el cruzazulino Guillermo ‘Wendy’ Mendizábal trató de crear un avance para su equipo, pero fue cortado por Tena, quién habilitó a Tapia, que se fue al área cementera y antes de entrar, recortó a Marco Antonio Trejo y disparó abajo a la izquierda de Ferrero que se lanzó al lado opuesto.

El segundo tanto fue al minuto 26 cuando ´Batata’ disparó de derecha por el costado izquierdo, y su tiró llevaba tanta fuerza y colocación que rebotó en la base del poste derecho de Ferrero para luego pasearse por toda la raya de gol a donde llego puntual de nuevo Tapia, anticipándose a la barrida del defensor Trejo y la mando guardar.

El tres-cero fue en el minuto 52 cuando Batata recupera el balón en la cancha del rival por el costado izquierdo y se lo cede de inmediato a Juan Antonio Luna quien de puyazo dispara y la meta en el lado izquierdo del “Oso” Ferrero, quien ya no veía lo duro, sino lo tupido.

La cuarta anotación fue en el minuto 80 cuando Norberto Outes se llevó por piernas a Marco Antonio Trejo por la banda izquierda y se introdujo al área de Ferrero y sin ángulo de tiro, disparó un trallazo que entro pegado al poste.

El quinto gol fue producto de un penal perfectamente ejecutado por Outes al minutos 85 luego de una falta de Toribio sobre Batata. El “Beto” engaño a Ferrero que se lanzó al lado derecho.

El árbitro fue Mario Rubio, quién expulsó correctamente al “Peque” Rubio a los 81 minutos por una falta sobre ‘Batata’.

Alineaciones

CRUZ AZUL: Ricardo José Ferrero; Ignacio Flores, Sergio Rubio, Marco Antonio Trejo, Rafael Toribio; Guillermo Mendizábal, Carlos Jara Saguier, (Cino 46’), Gerardo Lugo; Amador Trelles (Armando Romero 46’), Carlos Eloir Peruci y Adrián Camacho. DT: Ignacio Trelles.

AMÉRICA: Héctor Miguel Zelada; Mario Trejo, Armando Manzo, Alfredo Tena, Vinicio Bravo: Cristóbal Ortega, Javier Aguirre, Eduardo Bacas (Antonio de la Torre 71’); Nílton Pinheiro da Silva ´Batata´, Norberto Outes, Héctor Tapia (Juan Antonio Luna 59’). DT: Carlos Reinoso.

La venganza pues, estaba consumada, y el América propinaba la que a la fecha es la máxima goliza que le haya metido a su acérrimo rival, la Cruz Azul.

Aquí pues, les presento, para aquellos que lo vivieron, lo recuerden, y para los que no, lo hagan por primera vez y disfruten de todos y cada uno de los goles, es un documento histórico, para nunca olvidarlo.

¡Arriba el América!
















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