viernes, 20 de marzo de 2009

¿Por qué nos odian los Pumas?

¿Clásicos?..., sí, dos. Guadalajara y Cruz Azul. ¿Universidad? No, para nada.

Pero, para ellos sí lo es. Para todos los rivales, enfrentar al América es “su clásico”, y ganarle, resulta ‘su temporada’. Para los Pumas, más.

Pero… ¿Por qué para la UNAM si es éste un clásico?

Por muchos motivos, por lo que América representa y lo que la Universidad Nacional Autónoma de México es, polo opuesto al perfil del americanista, antes ‘niños popis’, ‘populares’, ‘ricachones’, ‘fresas’, ‘millonetas’, hoy día nada que ver en esto con el común denominador de una gran parte de seguidores azulcremas, los llamados barristas.

A los americanistas, los fieles, nos relacionan y nos etiquetan EQUIVOCADAMENTE con Televisa, y como los universitarios odian a la televisora, nos odian a nosotros. Pero en este aspecto están equivocados porque ahora hay igual o mayor número de americanistas que repudian a la empresa dueña del equipo, el nombre y la franquicia, más no dueña de su historia, grandeza y pasión... esa es de todos nosotros, ÚNICAMENTE.

En el plano deportivo, los Pumas nos odian porque les hemos ganado dos finales de Liga y casi pierden la tercera, que nos quitaron por goles de visitantes, en aquel empate global a tres de la temporada 90-91.

Mucha gente cree que la rivalidad nació aquella noche del 28 de Mayo de 1985 en el Estadio Corregidora de Querétaro, cuándo las Águilas le ganaron CAMINADO a los Pumas, tres goles a uno, con un arbitraje malo de Joaquín Urrea que no aplicó el mismo criterio en dos jugadas similares, marcando un penal a favor del América y no sancionado una mano de Alfredo Tena como penal, que para muchos lo ameritaba.

Pero el caso es que con ese gol o ese penal, el cuadro de Coapa fue desde que empezó hasta que terminó el juego infinitamente superior y la diferencia fueron dos goles y no fue mayor gracias a que Carlos Hermosillo falló cuántas oportunidades tuvo frente a Jorge Espinoza, si no el marcador hubiera sido de escándalo.

Hasta en la narración original de ese juego, José Ramón Fernández dijo que “América fue justo vencedor”. Fue despúes cuando empezó a despotricar en contra de Urrea, como si por ese penal los universitarios hubieran perdido. Esa noche fue una de los dos mejores actuaciones de Daniel Alberto Brailovsky y él solito bailó a los Pumas, justo como él mismo influyo directo en el marcador de un año antes, contra el Guadalajara en la final también.

Pero volviendo al tema, a raíz de éste partido, ESA GENERACION de jugadores universitarios entre los que estaban Jorge Espinoza, Raúl Servín, Pablo Luna, Marco Antonio Luque, Félix Cruz Barbosa, Mauricio Peña, Miguel España, Guillermo Vázquez, Rafael Amador, Alberto García Aspe, Manuel Negrete, Luis Flores y Ricardo Ferreti nos empezaron a odiar y para ellos y para la fanaticada universitaria, en aquél tiempo compuesta en su mayoría por estudiantes y pseudo estudiantes, mejor conocidos como porros, nació un rencor que con el paso de los años fue creciendo, teniendo como estandarte de la bandera al mismo José Ramón Fernández y Canal 13.

Con los americanistas no pasó nada. Nada de nada. Llegaba el siguiente juego contra la Universidad y era un juego común y corriente. Sí, tenía cierto sabor a pasión y se jugaba duro, pero nunca se comparó con lo que significa jugar contra el chiverio o los cementeros. Vaya, de hecho, en el Azteca, difícilmente había lleno a tope en un juego entre estos dos equipos durante un juego de tornero regular. En liguilla era otra cosa.

Pero hay que ir más atrás y ver en donde es que el equipo del pedregal comenzó a sentir repudio hacia los colores amarillo y azul.

En la temporada 74-75 justo cuando a los Pumas llegó el que ha sido su mejor jugador en la historia, Evanivaldo Castro ‘Cabinho’, estos conquistaron el título de Copa, jugando la final en un cuadrangular, un ‘round robin’ entre el mismo América, los Toros del Atlético Español y los Leones Negros de la Universidad de Guadalajara. Los auriazules resultaron monarcas, y en el último juego ya siendo campeones, empataron a cero en Ciudad Universitaria con los Cremas.

Inmediatamente empezó el campeonato de Liga 75-76 y ahí ambos conjuntos robaron, casi de ‘pe’ a ‘pa’.

Y se enfrentaron faltando muy poco para terminar el torneo regular. Fue la fecha 35 del torneo, una noche de jueves, en el Estadio Azteca, el 1 de Julio de 1976. Los dos equipos llegaron en la cumbre de la tabla de posiciones, si América ganaba se quedaría con el Superliderato, si Universidad salía con el triunfo alcanzaba a los Cremas, el Azteca estaba a reventar y los Millonetas se fueron adelante con un gol de Toño de La Torre, ex Puma por cierto, luego empató Leonardo Cuellar y finalmente Carlos Reinoso anotó uno de sus típicos golazos de tiro libre para darle la victoria al cuadro de Coapa y así asegurar el primer lugar general. Los universitarios protestaron éste gol, ya que según ellos, había sido marcado tiro indirecto, cosa que no es verdad. El árbitro Mario Rubio señaló una falta, en una patada que Miguel Mejía Barón dio a Alcindo Martha da Freitas y lo zancadilleó, lo que se convirtió en tiro libre directo. Lo demás fue pan comido. El ‘Maestro’ Reinoso hizo lo que siempre hacía y perfecto, la puso en el ángulo inferior del arquero Puma y a otra cosa.

Aquí los universitarios encabezados por el propio Mejía Barón, Sanabria, Bermúdez, Iturralde, ‘Sobuca’ García, Cabinho, Cuellar, Muñante, Spencer y el ‘Pareja’ López protestaron, lloraron y salieron de la cancha con ganas de venganza y dijeron que se verían las caras nuevamente en la final. Tristemente para ellos, en la liguilla fueron eliminados a la primera de cambio por el Unión de Curtidores y los Canarios resultaron los campeones y una semana despúes, Campeón de Campeones.

Ahí es cuando para los Pumas de la Universidad Nacional, nace el odio hacia el club América, odio que hoy en día, nuevas generaciones han incrementado, y las luchas entre las barras de ambos conjuntos se han hecho de temer, por el odio muto ENTRE BARRAS.

Pero, para el resto del universo americanista, es un duelo especial, pero jamás Clásico, mucho menos importante que el Clásico de Clásicos que nació en 1959 y el Clásico Joven que vio luz en 1972.

Y eso sí, Clásico o no, como sea, que gane el América.