martes, 30 de diciembre de 2008

Carta a Michel… (Con la posible solución).

“¿Oye papá, porque le vamos al América si es malísimo, nunca gana?, en la escuela mis amigos se burlan de mi todos los días y ninguno quiere ser el América cuando jugamos y así voy a tener que irle a Pumas o Chivas”.

Sí, esa fue la gota que derramó el vaso.

Puedo soportar a Romano en la banca, al equipo en último lugar de la tabla general, que seamos la burla de Vergara, a Domínguez (jugando y hablando), las actuaciones del equipo, especialmente la defensa, las locuras de Villa al declarar, las mentiras de una supuesta reestructuración, vaya hasta un uniforme tipo ‘Spider-Man’ o el desgano y lo poco claro y comprometido del dueño… todo eso puedo soportar, lo que no puedo, ni podré soportarlo, es que mi hijo de 6 años quiera cambiar de equipo cuando en nuestro hogar se vive, se respira, se come el americanismo, por años y años.

Sin querer sonar o parecerme a Rubén Omar, pero parafraseándolo, cuando uno está enfermo y va al doctor, lo primero que se diagnostica es el mal y después se le receta las medicinas y el paso a seguir para lograr el restablecimiento del paciente.

En éste caso, el mal está muy bien detectado. La enfermedad es crónica, y se puede convertir en terminal. ¿Cuál es la diferencia del América de estos tiempos a equipos como Pachuca y Guadalajara?, la respuesta es simple y única: el dueño. Y dicho esto con todo respeto para Emilio.

Pachuca con Jesús Martínez y Guadalajara con Jorge Vergara, tienen en la misma figura al dueño y al presidente del equipo. Y es la misma figura, quién toma decisiones. Buenas o malas, sensatas o controvertidas, pero son ellos.

Hoy en día, el MENOS culpable, de la desgracia que pasa en el equipo se llama Michel Bauer.

Hay que recordar que cuando Don Emilio Azcárraga Milmo compró al América, allá en 1959, lo hizo con fines de negocio, y lo dijo abiertamente. Y para ello se rodeó de la mejor gente, para hacer grande algo que era insignificante. Y para el cargo de presidente, eligió ni más ni menos que al que era el mejor candidato, Don Guillermo Cañedo de la Bárcena, y que con el tiempo, se convirtió hasta en su socio, ya que la familia Cañedo White tenía acciones de Televisa.

¿Así como no confiar en alguien? Don Guillermo hacía y deshacía a su antojo, ya que además de conocer a la perfección el medio, estaba involucrado en Televisa. No era solo un empleado.

Fueron nada más 20 años de éxitos de Cañedo de la Bárcena. Y al retirarse, entre él y don Emilio, nombraron a Emilio Díez Barroso Azcárraga, sobrino del dueño y cuya familia directa también tenía que ver en Televisa, no únicamente como empleados.

Hoy día el América está grave, casi en etapa terminal. ¿Cómo salir del hoyo?, ¿Cómo volver a ser el gran equipo? Yo sé la respuesta, pero primero volvamos un poco al pasado; el América no se hizo grande de la noche a la mañana. Y las personas que fueron claves en el asunto, fueron Cañedo de la Bárcena y Panchito Hernández, su mano derecha y quién por años vivió más para los Cremas que para su misma familia.

Y para ello, se necesitó de mucho dinero. Dinero que Azcárraga Milmo, a solicitud de Cañedo de la Bárcena, no tuvo objeción en gastar. Y fue un dinero bien gastado, o sea invertido.

Al llegar en 1968, Panchito planteó a Cañedo la situación del plantel, se había hecho viejo y se requeriría renovarlo. En aquel entonces la cosa no era apremiante como hoy. De manera que lo hizo paulatinamente en dos campeonatos (69-70 y “México 70”) para que en 70-71 se viera el fruto sembrado con el campeonato de liga.

Del plantel de la 68-69, fecha en la que el presidente y secretario técnico decidieron hacer la renovación, al plantel campeón de 70-71 únicamente quedaron cinco jugadores: Alfredo del Águila, Fernando Cuenca, Horacio López Salgado, Sergio Ceballos y René Trujillo.

Y del plantel de la 69-70, siguiente temporada donde corrió la limpia, solo quedaron José Luis Rosete, Enrique Borja, Guillermo Hernández, Mario Pérez y Roberto Rodríguez, cinco jugadores (los últimos cuatros recién adquiridos en dicha campaña, a la UNAM, Atlas, Necaxa y Zacatepec respectivamente).

Así llegó 1970, fecha en habría un campeonato corto, que se jugó previo y después del Mundial que Brasil se llevó de calle en nuestro país, y fecha marcada para tener un nuevo plantel, donde se integraron Amado Palacios, Antonio Zamora, Carlos Reinoso, Juan Manuel Borbolla, Luis Haneine, Rubén Cárdenas y Eduardo Cremasco, que no se quedaría después, o sea 7 jugadores para dar paso al torneo 70-71 para el cual llegaron Antonio Martins Toninho, Fernando Santillán, Luis Miguel Barberena, Prudencio Cortés y Roberto Hodge. Así que en 1970 hubo doce jugadores nuevos. (Quedaron once por la salida de Cremasco).

Esto dio resultado, y amalgamando a la gente conseguida en temporadas, el equipo fue campeón.

Así, se hizo un equipo campeón, protagonista, importante, avasallador. De manera que en dos años (1968 y 1969) solo sobrevivieron 10 jugadores del plantel azulcrema y vino una renovación.

Se acoplaron todas las partes: la directiva y la deportiva.

Hoy la situación es diametralmente opuesta. El presupuesto del que dispones Michel, además, de ínfimo, es mínimo. Así es IMPOSIBLE hacer un nuevo equipo. Y mucho menos si una gran parte de ese presupuesto es para el técnico, que no tiene ni idea del futbol mexicano.

Por más buenas intenciones que tengas, poco podrás hacer porque no dispones del capital, que sabes perfectamente se necesita, pero que simple y sencillamente en Grupo Televisa no te autorizan.

Y mientras no lo autoricen, el equipo, “mi América del alma”, va que vuela para la Primera “A” si sigue con esta lamentable la tendencia.

Una vez, sentado en la oficina de Javier Pérez Teuffer, me dijo, “tengo 50 millones de dólares de presupuesto para ésta temporada y no me lo termino”. ¿Hoy, dónde quedó la opulencia?

Para ésta campaña se gastó (no se invirtió) en el entrenador Ramón Díaz y en los jugadores Juan Carlos Medina, Alfredo Moreno, ¡Rafael Márquez Lugo! y Enrique Vera. El único que ha valido la pena es el paraguayo, y los mexicanos están para llorar, de uno se esperaba eso, del otro nos sorprendió, pero ni hablar, resultó ser el típico caso del “jugador chiquito”, aquel que solo triunfa en un cuadro de medio pelo, que no tiene las agallas, ni la personalidad, ni la mentalidad para soportar la presión. Y Moreno, por ahí va, dicho literalmente por él: “nunca había tenido tanta presión de la afición, de la prensa, de los rivales, de los directivos”.

Una vez detectada la enfermedad, viene prescripción y posible solución para tratar de rescatar al equipo consta de tres planes, a corto, a mediano y a largo plazo.

A corto plazo, para salvar del desastre ésta temporada son PRIMORDIAL Y URGENTE dos cosas: qué no vuelvan a jugar (¡y menos juntos!) Domínguez e Íñigo y que se aproveche el lugar que dejó Carlos Sánchez. Sería maravilloso que diera de baja a Dominguez para que pudieras contratar hoy mismo a otro central extranjero (se puede ocupar una plaza debido a que Sánchez no jugará más éste torneo, pero como el es mexicano, la plaza tendría que ser de un mexicano porque se cuenta ya con cinco extranjeros… pero si se diera de baja a Domínguez, entonces habría un hueco) pero como eso no va a pasar porque tendrías que indemnizar al argentino y la política principal de la directiva águila (seguramente no por tu gusto) es NO GASTAR, pues entonces habría que buscar a un mexicano disponible… o libre para el mercado mexicano.

¿Cuauhtémoc?, ¿Nery Castillo?, ¿Aarón Galindo?, sí, se que son sueños guajiros, pero si de verdad se quisiera salir de esta CRISIS (lo siento Germán), por ahí se tendría que empezar. Hay que recordar que éste chistecito de no haber hecho las cosas adecuadamente en los refuerzos VA A COSTAR DINERO.

También es urgente cuanto antes, la presencia de una figura emblemática, CON EXPERIENCIA y que sepa del futbol PROFESIONAL, que éste junto a ti, Michel. Para aconsejarte, para arroparte y para que esa persona que sabe cómo se mueve el mundo del futbol, ayude con su experiencia y la persona indicada no es otro que el “Maestro” Carlos Reinoso.

A mediano plazo, se tienen que buscar a los tres refuerzos permitidos para el Clausura 2009 pero desde ya. Pero además hacer un análisis extenso de los candidatos, no es solo el aspecto futbolístico lo que se tiene que tomar en cuenta. Eso es lo primordial, pero es de vital importancia que se le analice mentalmente, emocionalmente, psicológicamente, no pueden caer de nuevo en gente como Juan Carlos Medina, que definitivamente no tiene el intelecto para soportar la presión que significa jugar en el equipo más importante de México.

No es posible que en equipos chicos la rompan, y cuando se ponen la amarilla, primero vuelan (mentalmente), pierden piso muchos y otros se esconden como el avestruz y se convierten en enanos. ¿Por qué Panchito Hernández se equivocó tan poco en las contrataciones?, ¿Por qué fueron contados los ’jugadores chiquitos’ que él trajo? Maciel (74-75), Romano (79-80), Luiz Fernando (80-81), Amuchástegui (86-87), Robinson (87-88), Seixas (88-89) y Barticcioto (93-94) fueron los contados casos de los futbolistas que él trajo y a los que les dio pánico ponerse el uniforme americanista.

Uno debe de analizar su estilo de vida, sus valores, su familia, sus gustos e intuir si van a responder en la cancha. Y no importa el precio. Estamos hablando de salvar al América.

A largo plazo, o sea para Agosto de 2009, o lo que viene siendo para el Apertura 2009, donde ya se pueden hacer cualquier cantidad de movimientos, no escatimar en gastos, ya se tendrá todo un torneo de experiencia y el técnico Díaz deberá de saber quién sí y quién no, (de los que queden para Enero) debe de permanecer en el plantel y contratar a otros jugadores, mínimo otros cinco o seis, que sumados a los tres permitidos para el siguiente campeonato, nos darían tal vez nueve futbolistas nuevos para empezar el siguiente verano desde cero.

Definitivamente hay hombres del actual plantel que no tienen la capacidad, ni los merecimientos para estar en el equipo y únicamente están haciendo daño, al América y a ellos mismos,

¡Tienen que salir y no hay más que ver el rendimiento de gente como José Antonio Castro, Armando Sánchez, Ismael Rodríguez, Sebastián Domínguez, Rodrigo Íñigo, Rafael Márquez Lugo, Federico Insúa, Juan Carlos Medina, Juan Carlos Mosqueda y hasta de Alfredo Moreno!

Michel, si tú puedes, intenta salvar al América. ¡No quiero que mi hijo cambie de equipo!

Y si no puedes, no queda más que esperar dos cosas: que llegue un milagro o que Emilio venda al América. Y difícilmente, pasara una o la otra.